Piense en el líder que más lo ha inspirado y que dejó una huella en usted. ¿Qué hizo esta persona diferente? En mi experiencia, las respuestas que más escucho son: me enseñó, confió en mí, era muy humano, era tolerante, se interesaba en mí, creaba relaciones.
Estas respuestas, poco o nada tienen que ver con el conocimiento, sino más bien con las habilidades del líder, pero sobre todo con relaciones, y para construirlas se requiere comunicación, una de las competencias más buscadas actualmente.
Cuando hablamos de comunicación, no nos referimos a las reuniones habituales, a dar instrucciones o informar, sino más bien a conversar para conocer a los otros, a explorar sus motivaciones, sus valores, sus intereses y sus pensamientos. Como líder, ¿cuándo fue la última vez que usted tuvo una conversación de este tipo?
Es común escuchar frases como “no tengo tiempo para conversar, tengo que trabajar”. ¿Se ha puesto a pensar que conversar y generar relaciones es parte fundamental de su trabajo?
La razón es que cuando conectamos con otros de manera sincera, se generan emociones positivas y esas emociones generan compromiso y confianza y por ende, alto desempeño. Es cuestión de invertir la ecuación: en lugar de ir por el resultado por sí mismo y después -si queda tiempo- generar relaciones, piense que al comunicarse, conectarse y conocer a su equipo genera los resultados que espera y mucho más.
Actualmente se estudia mucho más este tema, ya que los paradigmas sobre liderazgo han cambiado mucho. Libros como “La Inteligencia Conversacional” de Judith Glaser, explica como las conversaciones impactan las relaciones y por ende la cultura organizacional. Hay estudios que demuestran que las ventajas competitivas actuales corresponden a elemento intangibles, entre ellos liderazgo, comunicación y relaciones.
Y es que comunicación, tiene mucho que ver con la transparencia. Comunicarnos es en dos vías: conocer y mostrarnos. Usualmente la gente quiere conocer al ser humano y su historia. Que muestre congruencia entre lo dice y hace. Cada audiencia es diferente, pero todos somos humanos y como tales, nos sentimos más inspirados por conversaciones, que por datos.
Las organizaciones deben darle el valor que corresponde a la conversación, generar relaciones genuinas con su entorno: colaboradores, proveedores, clientes y esta es una responsabilidad de los líderes. El impacto que generará en los resultados le puede sorprender.
Publicado en El Financiero, Empresas del Siglo XXI. Costa Rica. 2018