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Las galletas y la inclusión



¿Cómo hablar de liderazgo inclusivo sin caer en clichés?


Hace unos días en una conversación de carretera mencioné la palabra ¨inclusividad¨ y de inmediato mi clienta que iba de copiloto en el vehículo, arrugó la cara con sutileza y educadamente me siguió la conversación, hasta que el interés le ganó a su resistencia hacia el asunto y me pregunta: ¿A qué te referís con liderazgo inclusivo?


Y la conversación siguiente a esa pregunta inspira este artículo, ya que al escuchar su perspectiva me hizo entender que la inclusividad ha pasado por diferentes disfraces y como todo en la comunicación, ha sido pintada de diferentes tonos.


Hace pocos añitos cuando era niña (no es necesario decir cuantos años…) en época navideña siempre aparecía en la casa alguna caja de galletas surtidas de esas que venían bien empacadas, una caja dentro de un plástico bien prolijo que al abrirse, se veían bien ordenaditas en filitas las galletas, habían redondas, alargadas, rectangulares, cuadradas…algunas más frágiles que otras, por lo cual venían en su respectivas canastitas de plástico o papel, recuerdo el olor de los diferentes sabores mezclados y la sensación al ver los colores y texturas ahí servidos en esa bandeja ¿Te resulta familiar este recuerdo?


Ahora ya de adulta, entiendo que la inclusión funciona como esa caja de galletas, donde por naturaleza ya vienen surtidas y que todas forman parte de la misma bandeja, aunque tengan diferentes sabores.



Uno podría pensar que las galletas redondas no se sienten cómodas junto a las cuadradas, o que las rectangulares no sabrían como acomodase, pero la magia para que cada una tenga su lugar en la caja, y su espacio sin maltratarse entre ellas, es esa ¨canastita¨ que les da su lugar y las hace sentir seguras ¿Podría nuestro equipo de trabajo funcionar como una caja surtida de galletas? ¿Tenemos la consciencia de crear ¨esas canastitas¨ para que cada galleta se sienta parte?


En un mundo imaginario donde cada uno de nosotros es una galleta en esa caja, ¿nos sentiríamos cómodos si estuviéramos puestos ahí en una bandeja unos sobre otros?, lastimando nuestras texturas y quebrándonos con el movimiento, porque el movimiento es una constante.


La inclusión es esa acción de crear una canastita para cada galleta, un espacio único donde me siento seguro y al mismo tiempo parte de la caja. Pero esa acción no ocurre sin intención, sucede cuando creamos un punto consciente de partida, cuando tenemos la capacidad de vernos a nosotros mismos sin juicios ni sesgos. Inicia con la decisión personal de abrazar nuestra autenticidad y mostrarnos como somos, porque la manera como respetamos a otros, nace de cómo lo hacemos hacia nosotros mismos.


Entonces ¿será que la inclusión inicia con verme a mi mismo?

Nuevamente la responsabilidad del cambio emerge de creencias personales, de lo que elijo pensar y las acciones que le suceden. La inclusión no es la excepción a esta premisa, va más allá de las tendencias en las plataformas de streaming con sus propios discursos sobre el tema, o de la oleada de información que nos envuelven en las redes sociales.

Nuestra responsabilidad como líderes es salirnos del pensamiento masivo y des-aprender las creencias sociales que limitan nuestro alcance e impacto en nuestros equipos de trabajo, re construir un concepto de inclusión que de su lugar de importancia y seguridad a cada galleta en la caja.


Quizás no estamos de acuerdo con algunos conceptos alrededor de este tema, pero más allá de lo que escuchamos o dicen, podemos elegir crear o adoptar un mindset que abrace la seguridad psicológica y que se nutra de las necesidades reales de las personas que forman nuestros equipos de trabajo, más que semántica o interpretaciones personales, la inclusión es la herramienta que valida la diversidad ya existente y que nos da a todos un lugar seguro para ser, hacer y crear, al final queremos sentirnos parte de algo y aportar en su desarrollo.

Todos disfrutamos de una caja de galletas surtida…todos queremos pertenecer y ser parte.



 

Escrito por Andrea Espinoza, consultora de Pura Estrategia

andrea@puraestrategia.com

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