¿Cómo sería nuestro entorno laboral si estuviéramos en los 60´s?
Si has visto la serie Mad Men o alguna película ambientada en entornos laborales en la década de los 60´s, podrás tener una imagen más pintoresca para responder a esta pregunta.
En los dulces 60´s el ambiente en la oficina era más rígido, lleno de protocolos, estilos formales al vestir, las mujeres ocupaban roles más limitados a nivel jerárquico, poca tecnología y además había un menor enfoque en la colaboración y el trabajo en equipo, con pocas opciones para socializar.
Y no es que en este siglo no existan las jerarquías en las empresas, ¡han evolucionado!.
Gracias a las leyes y otros movimientos sociales ahora hay más validación de derechos, entre otras libertades en las que no voy ahondar, porque en este artículo quiero referirme a otro temita que siempre anda dando vueltas por ahí pero cuesta hablarlo y encontrar un punto de equilibrio, ¡Hablemos de emociones!.
¡Lo sé! Entrar en este tema puede generar uno que otro arrugón de cara y diversidad de opiniones contradictorias, pero ¿Por qué nos cuesta tanto hablar de emociones en el trabajo? ¿Y qué tiene que ver esto con el entorno laboral en los 60´s?
En aquellos años tenían muy claro que su personal era una fuerza humana de productividad y resultados, y empieza a darse la ¨Cultura de control emocional¨ donde nadie siente ni se expresa y todos cumplen su rol para que ese manto de invisibilidad emocional cubra cualquier muestra de humanidad. Pero esa cultura parecía no funcionar ¿Extraño no?
Hasta que entonces toma protagonismo la evolución de las teorías de gestión de talento humano y se marca la importancia de las relaciones en el trabajo. A esto se le suman las investigaciones psicológicas y otras ciencias sociales, además las nuevas mentalidades que aportan las últimas generaciones y por supuesto la intervención del COVID-19, toda esta fórmula pone en el escenario la importancia del bienestar emocional, empatía y comprensión en el entorno laboral.
Las personas felices no solo aportan más en los objetivos, también es más fácil trabajar con ellas, ¿Quién quiere trabajar a la par de alguien que gruñe todo el día?
Y aunque no es nuestra responsabilidad como líderes ¨conseguirles¨ la felicidad a cada persona en nuestro equipo, si lo es generar un espacio seguro, donde puedan ser auténticos, comunicarse sin miedo y puedan proponer ideas sin paralizarse en la silla en cada reunión de estrategia.
Volvamos a la pregunta:
¿Por qué nos cuesta tanto hablar de emociones en el trabajo?
Algunas de las razones pueden ser:
· Mantener imagen de autoridad
· Evitar conflictos
· Sentirse vulnerable
· Exponer información que sea usada para ¨chismes¨
· Si alguien se pone a llorar no sabemos que hacer
¿Qué otra le agregarías?
Son creencias que se han arraigado en nosotros, porque quizás cuando alguien de nuestro equipo se ha abierto emocionalmente, hemos sido testigos de situaciones que nos las recalcan dramáticamente, y tiene todo el sentido, no hemos sido entrenados para hablar, escuchar ni empatizar, aún traemos la programación de 1960, somos parte de la memoria colectiva y nos cuesta salirnos de esa cultura del control emocional. ¡Pero no todo está perdido!
Permitir que las emociones salgan a flote puede ser fácil y además puede generar más risas que lágrimas, por otro lado las personas se vuelven más colaborativas, se sienten seguras, quieren compartir sus ideas, se manifiestan diferentes tipos de creatividad, los aprendizajes personales impactan al equipo y la comunicación fluye con transparencia creando un envidiable ¨ambiente laboral¨, todo este impacto positivo que permite una mejor resolución de problemas es a lo que se llama -Seguridad Psicológica-
Cada persona tiene su manera de pensar, un estilo de vida y formas de crianza diferentes, es imposible manejar sus emociones, nuestro papel no es venir a decirles como sentirse ni procesar sus emociones, tampoco ser su pañuelo de lágrimas, el objetivo de nuestro personaje en esta historia es fomentar espacios cómodos para hablar de sus emociones, establecer canales de comunicación, tener una escucha activa con empatía, apoyar y establecer confianza.
Como líder eres un modelo de comportamientos, lo que haces es visto por todos, por eso debes tomarte con seriedad el compromiso de crear seguridad psicológica en tu equipo, porque construir la confianza y comunicación puede tomar tiempo, pero se pueden destruir en segundos mientras haces un chiste o comentario sobre lo que comparte alguna persona de tu equipo.
¡Pero asumamos que eso nunca ha pasado ni va a pasar!
Investiga, experimenta y juega con tu equipo para crear estos espacios de confianza, ¡si dije ¨juega¨! Porque una manera de acercarte a tu gente es rompiendo las barreras de la jerarquía y dejar tu trono del olimpo por un rato, para crear espacios genuinos, donde estés presente conscientemente para ellos, escucharlos y también que te permitas abrirte y contar tus experiencias, para que sea una comunicación en ambos sentidos, puedes hacer la prueba con el juego que hemos diseñado en Pura Estrategia: Seguridad Psicológica -el juego-, parece venta, ¡y lo es! He visto en persona como las personas se abren a contar sus experiencias jugándolo y creo que es una estrategia maravillosa para quitarle lo sombrío al asunto emocional en las empresas, por eso creo que es una herramienta práctica para despertar este potencial en tu equipo.
Espero que algo de lo que hayas leído por acá detonará ideas en tu mente, deja de vivir en la cultura de los 60´s y recuerda que: ¨Ojos que no lloran, equipo que no crece¨
Escrito por Andrea Espinoza, consultora de Pura Estrategia.
andrea@puraestrategia.com
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