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¿Puede la agilidad cambiar organizaciones?



¿No puedes leer? Escucha este artículo.


Como parte de mi formación en Pura Estrategia en días pasados tomé la certificación de Agile People HR, y estuve aprendiendo sobre agilidad empresarial y cómo todas estas metodologías pueden traer nuevos aires a los equipos de las empresas, es inevitable no caer en un romanticismo e imaginar que estas herramientas nos permiten lograr esos objetivos que al parecer siempre estamos persiguiendo y luchando contra todo para alcanzarlos, pero después de concluir mi último día de capacitación me enfrenté ante la pregunta ¿Puede la agilidad cambiar organizaciones? Y acá es donde quizás debo advertirte y decirte que este no es un artículo de motivación porque pretendo expresar algunos puntos de vista que quizás no te encanten. Ahora volviendo a la pregunta…¿Puede la agilidad hacer eso? Y mi respuesta es: no.


Sería más fácil decirte que si y venderte la idea que la innovación que tanto deseas para tu empresa está detrás de la puerta dorada de la agilidad, pero acá estoy apostando a tu sed constante de desafiar el status quo y expandirte a nuevos criterios.


Entre las premisas que nos compartieron me quedé con dos que me hicieron mucho sentido y decidí guardarlas en mi inventario mental y te las comparto:

- La agilidad tiene que ver con poner en el centro a las personas.

- La agilidad empieza con el cambio de mindset.


Ambos principios dejan por fuera herramientas tangibles, metodologías e incluso procesos que se aplican desde los inicios de la revolución industrial (parece exagerado lo sé, pero hay casos de casos) y apuntan hacia la persona y ahí es donde mi mente se fragmenta en miles de preguntas ¿Cómo algo que se ve tan frío como la administración, ventas y objetivos puedan ser lo suficientemente flexibles para conectar con la parte humana?


¿Se puede invertir en herramientas pero si no hay conexión con las personas no hay retorno de inversión?

Y así en ese juego de preguntas existenciales llegué a la conclusión de que la agilidad no cambia organizaciones, en cambio las personas si pueden cambiarlas. Y justo eso es lo que buscan estas tendencias de innovación al llamar la atención y poner en el centro al talento, porque las metodologías y estrategias por si solas son solo ¨medios¨ el puente para llegar a un punto, pero son las personas quienes nutren estos procesos con sus habilidades naturales, competencias y sueños personales.



¿No he dicho nada que no hayas leído

antes cierto?

A estas alturas quizás parece que ya todo está dicho y no hay sorpresa al recibir más información, ¿cuántos libros hemos leído? ¿cuántas capacitaciones tenemos apuntadas en el curriculum?

Aprender y seguir absorbiendo nuevas ideas no es que esté mal, al contrario, lo que si debemos cuestionar es la utilidad que le damos a todo eso que vamos agregando a nuestro arsenal, ¿lo estamos acumulando o lo usamos para impulsarnos?

La diferencia siempre va a estar en cuanto nos moviliza lo que agregamos a nuestra vida, porque al final queremos avanzar, es una necesidad que no podemos ignorar.

¿Pero que tiene que ver esto con agilidad empresarial?

¡Todo!

Porque si la agilidad pone en el centro a las personas, nosotros mismos deberíamos ser nuestro propio centro, más aún si trabajamos con personas, independientemente de roles o liderazgos.


Y no estoy hablando de autoestima me refiero a algo superior a ese concepto ya tan desgastado, quiero apuntar hacia tu responsabilidad personal, la decisión de darte lo que necesitas para crecer en todas las direcciones que mueven tu vida, somos más que el puesto de trabajo que ocupamos, más que un título o el nombre de la empresa que representamos, somos más de lo que se ve u otros pueden entender.


No podemos pretender crecer una empresa basada en el talento humano si nosotros mismos no hemos conectado con nuestro propio centro y aquí es donde volteamos la mirada hacia instintos primarios y volvemos a lo básico: Primero yo.


Este enfoque al que podríamos llamar egoísta pero en realidad es un paso lógico en esta evolución hacia la agilidad pretende ubicar la responsabilidad en cada persona, donde no hay victimas ni victimarios, sino más bien nos volvemos en los mayores inversionistas del mejor activo que tenemos: nosotros mismos.


¿A qué quiero llegar con esto?

A que en lugar de esperar que tu empresa te de ¨eso que tanto mereces¨, analiza qué estás haciendo para darte esas oportunidades, si realmente estás aprovechando los recursos que están a tu disposición, si te retas a pensar diferente, si te rodeas de personas que expanden tus criterios y no solo en el ámbito laboral ¿Qué haces cuando no trabajas?

Esos momentos fuera de ¨la oficina¨ también cuentan.


Cuando inviertes energía en darte lo que mereces y necesitas en cada ámbito de tu vida, estás nutriendo tus habilidades, fortaleciendo tus talentos y sumándole vitalidad a cada proyecto en el que participas, porque vas por la vida desde una perspectiva más audaz desafiando los límites creados por otros, re diseñando paradigmas y creando oportunidades, es decir te vuelves en un ser que vive desde la agilidad, y cuando ese estilo de vida mueve tu mindset todo a tu alrededor se expande, si creces, tu equipo crece.


De esta manera te volverás en un imán de buenos contactos, buenas relaciones laborales y dejarás de lado preocupaciones como: ¨en esta empresa no crezco, no me dejan innovar, nadie me hace caso¨ porque tu enfoque estará en las posibilidades que puedes crear y no en las limitaciones del entorno.

Y así es como formas parte de un efecto dominó, donde tus acciones impulsan a otros y esos otros a otros y de pronto todos estarán bailando al compás de la agilidad.


¿Puede la agilidad cambiar organizaciones?

No, pero tu si puedes.

¿Quieres?



 

Por Andrea Espinoza, consultora en Pura Estrategia.

andrea@puraestrategia.com

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